Cómo detectar a un mal franquiciado

Mal franquiciado

BUSCADOR DE FRANQUICIAS


Muchas veces el franquiciador tiene que resolver una serie de discrepancias con el franquiciado si ve que su red de franquicias se encuentra en serio peligro. Estas desavenencias producidas por un mal franquiciado pueden frenar tu expansión y arruinarte la carrera.  

En este artículo te damos las claves para detectar a un mal franquiciado antes de que sea demasiado tarde.

Y es que una de las situaciones comunes en una red de franquicias es que alguno o varios de los franquiciados nos den problemas. Aunque evidentemente hay diversos grados de gravedad, en un caso extremo un mal franquiciado puede llegar a incumplir el contrato, poner al resto de franquiciados en nuestra contrra y hacerse con el control de la red. Si tu cadena se ve perjudicada por este asociado tóxico, y no lo descubres a tiempo, puedes tener serios problemas de cara al desarrollo de tu negocio. Por lo tanto, es imprescindible saber detectar a un mal franquiciado con el objetivo de llevar a buen puerto tu empresa y evitar un posible contagio a otros franquiciados de la red.

De este modo, es necesario investigar y seguir durante un tiempo los comportamientos de los franquiciados que generen sospechas, para llegar a la conclusión de que existe, o no, una amenaza tóxica. Hablamos de rasgos de su personalidad, de su comportamiento, de la manera de hacer las cosas, en definitiva… de la forma de gestionar su negocio.

Asimismo, debes tener en cuenta que quizá su actitud se deba únicamente a su poca profesionalidad, sino a una mala situación profesional o personal en la que se encuentra inmerso en esos momentos, y de la que no puede separar del trabajo. Por ello, lo más sensato será sentarse a hablar con el franquiciado y darle la oportunidad de explicarse para encontrar entre todas las partes el mejor remedio.

Falta de responsabilidad

Un mal franquiciado nunca suele asumir la responsabilidad de los errores. Para ello recurre a diversas excusas para salvarse de la quita y convertir en culpable a cualquiera que pase por ahí, ya sea el franquiciador, su socio, o los empleados del local. Este tipo de acciones son perjudiciales para la red ya que hará que se resienta parte del equipo y el negocio quedará paralizado. Una franquicia que no está cimentada bajo un responsable claro tiene únicamente un camino que recorrer: el hundimiento.

Suele mentir

Para poder trabajar en equipo debes tener plena confianza en la otra persona. Si detectas que miente cada dos por tres tienes que poner fin a ello. No puedes permitir el engaño dentro de la red ya que puede provocar desconcierto y frustración en el resto de franquiciados si tiene contacto con ellos. El incumplimiento de horarios, absentismo voluntario, bajas frecuentes injustificadas, pérdida intencionada de tiempo… son algunos de los hábitos que llevan al mal franquiciado a mentir.

No sabe distribuir el trabajo ni las competencias

El asociado que hace el mínimo trabajo y lo deja todo en manos de sus empleados, es un mal franquiciado. Si detectas actitudes de escaqueo y holgazanería a la hora de gestionar el trabajo del equipo tienes que ponerle remedio, ya que se está produciendo la confusión de roles dentro de la empresa. Los empleados esperan que el franquiciado haga el trabajo pertinente. No es plato de buen gusto compartir los beneficios cuando el esfuerzo no es equitativo.

Le gusta amenazar y manipular

Un socio que amenaza, no colabora con los demás y manipula a terceros es sin duda un mal franquiciado. El negocio no irá mejor en el caso que se produzca un conflicto y te amenace con abogados, en demandarte, o en crear una asociación de franquiciados “cabreados”. Evita los sobornos del franquiciado que únicamente buscan si beneplácito personal con tal de salirse con la suya.

Solo le interesa el dinero

Algunos franquiciados se obsesionan con el dinero y los beneficios, ya sea para hacer crecer su negocio, mejorar su estatus, o simplemente para poseerlo y gastarlo. Será muy complicado tomar decisiones comerciales racionales e inversiones en el negocio, si está constantemente preocupado por el dinero. Como franquiciador debes hacerle entender que se pueden conseguir ambas cosas a la vez; dinero y un negocio exitoso.

Tiene el control y la autoridad

Un mal franquiciado puede querer tener el control de la cadena como si fuera el franquiciador. Si comienza a discutir acerca de la autoridad, los cargos y sobre quien toma las decisiones… tienes un problema. Buscará tener contralado cada movimiento, y se molestará cuando las decisiones no pasen por sus manos. Un franquiciado tóxico siempre tiene que tener la última palabra y los demás deben hacer cumplir sus expectativas a rajatabla. El control y la autoridad sobre la red de franquicias, así como la toma de decisiones, la tiene siempre el franquiciador.

Siempre tiene razón

El franquiciado que suelen imponer su voluntad, aun cuando no tiene razón o pueda perjudicar el negocio, es tu enemigo. Como franquiciador es tu deber comunicarle de aquellos procesos que beneficien los resultados de la enseña, aun cuando está en contra de lo que haya dicho. Para tratar a un mal franquiciado se necesita inteligencia emocional, no tienes que pensar en la solución más fácil, acércate a hablar directamente con el de una forma tranquila y objetiva.  

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