Exito en hosteleria: Franquicias de restaurantes orientales y mucho tapeo

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Aunque las franquicias de hostelería estén creciendo especialmente a través de los segmentos de fast food, delivery y heladerías, en buena parte debido a la situación económica, hay que reconocer que no sólo de fulgurantes booms viven los restaurantes en franquicia. Junto a estos conviven segmentos que mantienen un interés lineal o creciente, lo que permite el surgimiento de conceptos innovadores.

Este caso se advierte en la restauración oriental, que desde el año pasado cuenta con un concepto “divertido, fácil y rápido de comer y sano, que adapta las virtudes de la cocina japonesa a las necesidades del consumidor moderno”, explican desde la cadena Sushimore.

Ellos mismos advierten: “No somos un restaurante, somos un punto de elaboración y venta de sushi donde también se puede consumir el producto, pero el concepto no es el de un restaurante japonés tradicional”.

Sobre las perspectivas de la restauración oriental en un mercado como el español, en Sushimore lo tienen claro: “Teniendo en cuenta las tendencias alimenticias de numerosos mercados internacionales y el cuidado que cada día más ponemos en nuestra alimentación y salud, podemos prever que su crecimiento será exponencial en los próximos años”.

Un segmento más cercano a nuestra cultura y que ya vivió su propio auge tiene que ver con el hábito del tapeo. Esta apuesta que en la franquicia tiene como iniciadores a Lizarran, Gambrinus o Cañas y Tapas, que Restalia ha sacudido con conceptos como 100 Montaditos, primero, y La Sureña, después, constituye ya, con cerca de una veintena de redes, el segundo mercado hostelero por detrás de la comida rápida, y sigue generando nuevas tentativas.

Estas nuevas ideas aportan un toque regional, como el caso de la andaluza Taberna Volapié –20 locales– o bien las sidrerías especializadas en pintxos lanzadas por el Asador Imanol y que suma ya cinco establecimientos.

En otros casos, es el sello ibérico de sus productos el que les define, como Casa Ibericus o La Jamboteca, que ofrece raciones elaboradas “por completo con productos nacionales” a seis euros y cubos con cinco botellines en una senda similar a la iniciada por la segunda marca de Restalia.

Siguiendo esta línea pero con un trasfondo más gourmet se presenta MásQMenos, perteneciente a Cacheiro Restaurants y que basa su oferta en la venta y degustación de productos ibéricos de bellota y una selección de ensaladas, vinos y postres.

Sin salirnos aún del tapeo, la franquicia aborda también un segmento incipiente y que tiene que ver con el pescado, un producto apenas explorado por la fórmula y que hoy ya dispone de iniciativas como Varadero Taberna Marinera, que suma seis locales y se define como “una cervecería andaluza que ofrece pescadito frito y buen marisco a precios asequibles y populares dentro de un ambiente actual y cuidado”. Varadero pertenece a un grupo con más de un siglo de experiencia en la importación y venta de productos del mar y se encarga de suministrar todo el producto a sus asociados.

Pero no es la única propuesta en este ámbito. Fishop dispone ya de tres locales de su original concepto que mezcla el restaurante y la barra de bar con la pescadería tradicional, los sabores mediterráneos con los japoneses, todo ello en un entorno cuidado al detalle y una cocina donde gobierna un chef con estrella Michelín como es Marc Gascons.

Fishop ofrece también la posibilidad de servicio take away, otra tendencia generalizada en la hostelería. El tirón del take away esconde una realidad que tiene que ver con el dinamismo de la vida diaria, que deja poco tiempo para cocinar y que ha proporcionado nuevas enseñas como Nostrum o Qué Pasta, que han de competir con los menús diarios de los restaurantes. Más aún.

Esta lucha abarca hasta el tupper –otro elemento en franca progresión debido a la crisis–, lo que ha provocado que la cocina casera sea otro objeto de ambición, y de ahí el surgimiento de enseñas como De Cuchara que apuesta por esta “cocina de toda la vida” en versión para llevar.

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